El bacalao es uno de los productos estrella de la gastronomía sevillana, sobre todo en fechas cercanas a la Semana Santa.
Es un pescado blanco y, por tanto, posee un bajo contenido en grasa. Su carne es rica en proteínas de alto valor biológico y además posee una amplia variedad de vitaminas y minerales.
Podemos encontrarlo en el comercio, tanto fresco, como congelado o en salazón.
INGREDIENTES:
·
600 g de lomo alto de
bacalao fresco o congelado
·
1 pimiento rojo
·
2 zanahorias de tamaño medio
·
1 cebolla
·
2 dientes de ajo
·
3 tomates rojos
·
1 pimienta de cayena
·
½ vaso de vino blanco
de jerez
·
Sal
·
Perejil
·
Aceite de oliva
ELABORACIÓN:
El lomo de bacalao
debe de estar con su piel y sin espinas.
Si es congelado lo
descongelaremos el día antes dentro del frigorífico.
Lo secamos con papel
de cocina para evitar que tenga mucha agua y salpique mucho al ponerlo en el
aceite.
Lo colocaremos con la
piel hacia abajo y comprobaremos que no queda ninguna espina en sus bordes.
A continuación daremos
un corte a lo largo, en el centro, obteniendo dos mitades y luego iremos
cortando transversalmente formando trozos de tamaño grande y lo más regular
posible, cada uno de ellos con su piel.
Pelamos las zanahorias
y las cortamos finamente. La cebolla también se parte del mismo modo.
Lavamos y despepitamos
el pimiento y lo troceamos.
Rallamos los tomates.
Los ajos se pelan y se
machacan de un golpe.
En una sartén o
cazuela ponemos unas tres cucharadas de aceite de oliva y calentamos.
Cuando tome algo de
calor echamos la pimienta de cayena junto con los ajos machacados y doramos
ligeramente, a medio fuego, sin que se quemen.
Retiramos la cayena y
los ajos, reservando estos últimos en un vaso batidor. La cayena nos deshacemos
de ella.
En la misma sartén
sofreímos los trozos de bacalao, colocándoles con la piel hacia arriba. Marcamos ligeramente y le damos la vuelta con cuidado ahora con la piel hacia
abajo.
Removemos y dejamos
que los trozos suelten su gelatina.
Sacamos el bacalao con
cuidado y lo reservamos en una cazuela, repartiendo los trozos sobre el fondo
de la misma.
En el mismo aceite que
hemos marcado el bacalao, sofreímos las verduras. Primero la zanahoria, cebolla
y pimiento y cuando estén pochadas añadimos el tomate rallado y sofreímos bien.
A continuación
añadimos el vino y dejamos que se evapore totalmente. Ponemos una pizca de sal
y apartamos.
Para conseguir que la
salsa nos quede bastante fina la introduciremos en el vaso batidor en el que
colocamos los dientes de ajo y batiremos.
Una vez hecho esto,
volcaremos en la sartén y coceremos unos instantes con cuidado de que no se pegue, para ello iremos removiendo
mientras se calienta.
Si se nos ha quedado
algo espesa, la aligeraremos con un poco de agua o fume de pescado.
Echaremos la salsa
sobre la cazuela que contiene el bacalao y dejaremos que se integre moviendo
con cuidado la cazuela, para no deshacer el pescado.
Se tapa y se deja a
fuego lento durante unos minutos, para que se integre la salsa en el bacalao.
Probamos de sal (hay que tener en cuenta que este pescado tiene un alto
contenido en sodio) y espolvoreamos con perejil muy picado.
¡Listo para comer!
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