Este apreciado plato de cocina italiana, es sabroso y muy nutritivo, aunque bastante laborioso de hacer. Con una buena ensalada tendrá una comida completa.
INGREDIENTES:
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1 paquete de placas de lasagna, blancas o verdes
Para el relleno:
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250 g de carne picada de ternera
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250 g de carne picada de cerdo
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3 higaditos de pollo
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50 g de jamón curado
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1 vaso de vino tinto
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Aceite de oliva
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1 cebolla mediana
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Zanahoria
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1 rama de apio
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3 cucharadas de concentrado de tomate
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Sal
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Pimienta molida
Para la bechamel:
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½ l de leche
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2 cucharadas de harina
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Mantequilla
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Nuez moscada rallada
Para espolvorear:
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50 g de queso rallado en polvo
ELABORACIÓN:
Tomamos una cacerola amplia para cocer la pasta en
agua con un poco de sal. Para ello seguiremos las indicaciones de tiempo del
fabricante. Existen en el comercio placas de pastas precocidas que dan muy buen
resultado porque no se rompen.
Tendremos en cuenta antes de cocerlas el tamaño de
la fuente que vamos a utilizar para saber cuántas placas nos cabrán en el fondo
de la misma y lo multiplicamos por tres capas que son las que necesitaremos
para formar la lasagna. Así sabremos cuantas necesitamos cocer para que ni
sobren ni falten.
Una vez cocidas se escurren y se pasan por agua fría, conservando luego
las placas extendidas sobre un paño limpio hasta el momento de utilizarlas.
A continuación preparamos el relleno:
Pelamos la zanahoria y la picamos finamente.
Limpiamos la rama de apio quitándole las hebras y la picamos del mismo modo. A
continuación troceamos la cebolla.
Tomamos una sartén y ponemos un poco de aceite de
oliva. Cuando se haya calentado el aceite echamos la zanahoria y sofreímos
ligeramente. A continuación añadimos el apio y por último la cebolla.
Una vez que está la verdura pochada, añadimos las
carnes picadas, junto con el higadito de pollo picado también.
Removemos bien y cuando las carnes toman color
blanquecino, añadimos el jamón curado y picado.
Se deja rehogar bien el conjunto y a continuación echamos el
vaso de vino tinto.
Dejamos que el vino evapore totalmente y entonces
incorporamos el concentrado de tomate (si no disponemos de concentrado de
tomate, nos bastará también unas
cucharadas de tomate frito envasado).
Salpimentamos, y dejamos cocer el conjunto a fuego
moderado con la tapadera entreabierta durante unos minutos.
A continuación elaboramos la bechamel: En un cazo
derretimos la mantequilla y añadimos la harina rehogando ligeramente. Cuando la
harina se ponga amarillenta iremos añadiendo despacio la leche sin dejar de
remover. Ponemos un poco de sal y una pizca de nuez moscada rallada y apartamos.
Precalentamos el horno a 220º
Tomamos una fuente rectangular y refractaria y la
untamos con un poco de mantequilla.
Colocamos en el fondo de la misma, una capa de placas
de pasta unidas entre sí.
Repartimos la mitad del picadillo de carne sobre
ellas y una ligera capa de bechamel.
Cubrimos con otra capa de placas de pasta y
extendemos sobre éstas el resto de picadillo de carne. Tapamos nuevamente con
el resto de placas.
Distribuimos sobre las últimas placas toda la
bechamel restante, extendiéndola bien. Si nos hubiera quedado algo espesa
podemos aligerarla con un poco de leche.
Espolvoreamos con el queso rallado e introducimos
la fuente en el horno.
Dejamos hornear unos cinco minutos y a continuación
ponemos el horno en función gratinador.
Gratinamos hasta que veamos que el
queso se ha puesto dorado.
Apartamos y servimos caliente.
¡Disfruten de este suculento
y conocido plato italiano!
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